La hipertensión arterial es conocida como el asesino silencioso porque en muchos casos no presenta síntomas evidentes, pero cuando los niveles de presión suben de manera repentina y peligrosa, se produce una crisis hipertensiva, una situación que puede poner en riesgo la vida si no se atiende a tiempo.
En este blog explicaremos qué es una crisis hipertensiva, cuáles son sus causas y qué hacer para prevenirla y controlarla.
¿Qué es una crisis hipertensiva?
La crisis hipertensiva ocurre cuando la presión arterial se eleva bruscamente a valores muy altos, generalmente por encima de 180/120 mmHg. Este aumento puede dañar órganos vitales como el corazón, el cerebro, los riñones o los ojos.

Existen dos tipos de crisis hipertensivas:
- Urgencia hipertensiva: cuando la presión es muy alta pero aún no hay daño evidente en los órganos.
- Emergencia hipertensiva: cuando la presión elevada ya está causando complicaciones graves, como infarto, accidente cerebrovascular o insuficiencia renal.
¿Qué provoca una crisis hipertensiva?
Las causas más comunes incluyen:
- Falta de adherencia al tratamiento: suspender los medicamentos antihipertensivos sin supervisión médica.
- Estrés intenso o ansiedad.
- Consumo excesivo de sal, alcohol o estimulantes como café, energizantes o drogas.
- Enfermedades renales o endocrinas que afectan la regulación de la presión.
- Uso de ciertos fármacos (como descongestionantes o corticoides) sin control médico.
- Dolor intenso o infecciones graves que desestabilizan la presión.
Síntomas de una crisis hipertensiva
Algunos pacientes no presentan síntomas, pero los más frecuentes son:
- Dolor de cabeza intenso.
- Mareos o visión borrosa.
- Dificultad para respirar.
- Dolor en el pecho o palpitaciones.
- Náuseas o vómitos.
- Confusión o alteraciones neurológicas.

Ante cualquiera de estos signos, se debe actuar de inmediato.
¿Qué hacer para controlar una crisis hipertensiva?
- Acudir inmediatamente a urgencias si la presión supera los 180/120 mmHg o hay síntomas graves.
- No automedicarse: usar solo los fármacos indicados por el médico.
- Mantener reposo en un lugar tranquilo mientras llega la ayuda.
- Medir la presión arterial cada pocos minutos si es posible.
En el hospital, el personal médico administrará medicamentos por vía oral o intravenosa para reducir la presión de manera segura.
Prevención y control de la hipertensión
La mejor forma de evitar una crisis hipertensiva es mantener la presión arterial bajo control en el día a día. Algunas recomendaciones:
- Seguir al pie de la letra el tratamiento recetado.
- Reducir el consumo de sal y alimentos ultraprocesados.
- Mantener un peso saludable.
- Hacer ejercicio regularmente (30 minutos, al menos 5 días a la semana).
- Limitar el consumo de alcohol y eliminar el tabaco.
- Controlar el estrés con técnicas de relajación.
- Realizar chequeos médicos periódicos.
Conclusión
La crisis hipertensiva es una situación grave que no debe tomarse a la ligera. Reconocer sus causas, síntomas y actuar rápidamente puede salvar vidas. La clave está en la prevención: llevar un estilo de vida saludable y cumplir el tratamiento médico es la mejor defensa contra esta amenaza silenciosa.